viernes, 15 de julio de 2011

... Perfect day ...

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No sé qué es mejor, despertar tarde o no ir a trabajar. Obviamente una como consecuencia de la otra, ambas con el mejor de los motivos. Hoy fue el día más feliz de mi vida, el maás feliz de mi vida hasta ahora. Mis bebés están en su camita caliente y con su pañal hermoso, ambos güerejos y con los pelos parados; Mateo como siempre, serio y pensativo, y Rodrigo como siempre, orinando al doctor y siendo el protagonista de todas las historias.

Imagino que gracias a mi abuelo y a su sapiencia periodística y editorial, que como que no queriendo la cosa leía como cuatro periódicos diarios, entre ellos, por qué no, La Prensa, con todo y su sección policiaca llena de sangre y accidentes; no me puse nervioso ni me desmayé dentro del quirófano, al contrario, estaba yo muy participativo y bromista con Michael Jackson (que irónicamente fue nuestro pediatra -el MJ de los Simpson, obvio-) y con Martín, el de las manos maravillosas que sacaron a Mateo y a Rodrigo de su guarida panzonil. La sangre no logró impresionarme más que mis bebés profiriendo llantos poderosos que inflaron sus pulmones y los llenaron de vida. Yo di tantas gracias a Dios por ellos ...

Y por Astrid, que lo hizo perfecto y no se quejó de nada, a pesar de que dos bebés grandísimos salieron de dentro de ella.

Nuestro más grande y hermoso deseo se cumplió. Ahora a ver para adelante y a seguir en el mismo camino perfecto, que sí existe y este día fue una prueba eterna de ello. Mis bebés nacieron el mismo día en que su bisabuelo Enrique cumple ochenta y tres años, y el mismo día en que su primo Emiliano cumple uno (aunque también el mismo día en que la señora que hace el aseo en la casa cumple doscientos). Son coincidencias geniales y absurdas, y sin embargo no hay nada más maravilloso que el tenerlos en brazos, Astrid los tuvo, los besó y fue la mujer más feliz del mundo. Yo los vi nacer, los escuché llorar y los pude tocar y besar y fui el hombre más feliz del mundo.

No existen de verdad palabras que dignifiquen claramente el orgullo que siento, el agradecimiento que me invade y la dicha inmensa que todo lo puede, que todo lo sabe y que nada desea... porque hoy lo tenemos todo, porque hoy, Dios nos ha bendecido por partida doble, porque hoy Mateo y Rodrigo están aquí, en este mundo que, claro, a partir de hoy es dos veces más perfecto.

Los amo, no tienen idea de cuanto... O sí.

1 comentario:

Kuruni dijo...

Felicidades!! :)